Somos muchos quienes durante las fiestas decembrinas nos
quedamos con las ganas de salirnos un poco de la dieta y del vegetarianismo al
mirar como nuestros conocidos, amigos y familiares disfrutan de esas suculentas
hallacas que le hacen agua el paladar a todos, pero es la falta de creatividad,
a veces el temor de perder los ingredientes, lo que nos hace quedar como
antojados.
En realidad la preparación de la hallaca es asunto de “creatividad”,
ya que la crónica de su origen lleva hasta la época colonial cuando los
esclavos nativos americanos y los africanos traídos a la fuerza recibían las
sobras de cenas de navidades que eran combinadas con el acostumbrado “bojote”
de masa de maíz rellena y envuelta en hojas de plátano o de bijao.
Es de suponer que las especias traídas por los españoles
cautivaron el paladar de los esclavos, que al ser mezcladas con las naturales de
estas tierras darían nacimiento a un Arte Culinario Ecléctico o Fusión y con
ello el reconocimiento actual de “multisápida” a nuestra hallaca, misma que
presenta varientes desde Oriente hasta Occidente y de Norte a Sur.
Si las formas de prepararlas varían de un pueblo a otro y de
un clima a otro ¿Por qué no tener una receta vegetariana? Claro que las hay con
tantas variedades como esas rellenas de carnes. Nuestra idea es la de hacerles
llegar una receta base para que sean preparadas a gusto personal y no nos
volvamos a quedar con las ganas de comerlas.
El guiso
Cada quien debe tener una receta de guiso según su estilo y
preferencia. En este caso les daré el mío: preparar un sofrito a fuego medio/bajo (que el aceite
nunca llegue a estar humeante) con abundante cebolla, cebollín, ají dulce y
ajoporro cortados tipo tabule (súper chiquito), al cristalizar la cebolla
agrega comino en polvo y ajo machacado y picado, revuelve, agrega cúrcuma molida. Esperar unos
2 minutos y agregar 1 zanahoria rallada por el lado fino del rallador, también
agregar un licuado de tomates desgranados y sin piel a los que se les aliño con
orégano seco recién pulverizado y sal marina. Por último agregar tallos de apio
España y alcaparras rebanados muy finamente y papelón. Tapar, bajar la llama y
remover de vez en cuando hasta formar una salsa.
Aparte preparar en agua con sal: papas con su concha
cortadas en cuadrados de aproximado 1 cc por lado, vainitas de 1,5 cm de largo
y cubos algo chatos de chayota. Al haber hervido unos 10 minutos se cuela y agrega a
la salsa (opcional: si lo desea puede agregar vino tinto en este momento). Aparte rebana berenjenas y zanahorias en lajas de aproximadamente
5 cm x 2,5 cm, que también se agregarán a la salsa junto a trozos de calabacín
con piel pero sin semillas.
Al comprobar la sal del guiso (la salsa aún debe estar
fluida) agregar soya texturizada, aceitunas sin hueso rebanadas (verdes y
negras), pasitas, nueces o merey, revolver todo, apagar y tapar (opcional puede agregar pimienta y unas gotas de picante casero). Dejar reposar
durante unos 20 minutos y transcurrido el tiempo volver a remover.
La masa
La masa para las hallacas las podemos preparar con la harina
de maíz, de trigo o con crema de arroz. Todas pueden ser coloreadas con onoto y
pimentón rojo licuado en el agua, enriquecidas con afrecho u orégano. Al extender
la masa sobre la hoja de plátano ahumada y aceitada, se cubre con el guiso y se
colocan los adornos de preferencia: cebolla, pimentón, brócoli, champiñones
rebanados, tiras de hojas de espinaca o acelga, garbanzos cocidos. Se envuelve
para ser hervidas hasta que la masa esté cocida. Es la misma preparación de la
hallaca tradicional, sólo el relleno es diferente.
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